¿Temperatura? ¿Leche? ¿Azúcar?

Muchas veces estamos tan ocupados hablando de cómo hacer un buen café que nos olvidamos que el rey de las cafeterías y de las casas es el café con leche.

Hoy nos vamos a centrar en dos elementos relacionados con el café de los que usualmente menos se habla y analiza como son la leche y el azúcar.

Y no es un asunto baladí pues realmente tanto la leche como el azúcar añaden su sabor propio y nos hacen disfrutar y amar el café diario.

Pero son infinitas las ocasiones en las que los clientes nos piden que el café esté hirviendo, pero ... ¿de dónde viene esta costumbre que afecta al sabor del café con leche?

Todos podemos recordar a alguno de nuestros mayores que sin inmutarse se echaban a la boca un café que en otro labios provocaría quemaduras de cierto calado.  Y es que antes de la llegada generalizada de la pasteurización, lo ideal era hervir la leche para evitar intoxicarnos, de ahí esa costumbre que sin duda pasa de padres a hijos o incluso de abuelos a hijos. Sin ir más lejos , mi abuela era una de ellas, en aquellos tiempos en los que el microondas era un electrodoméstico moderno, calentaba la leche (y el vaso) que ella cogía como si estuviese helado y que cualquiera con sólo tocarlo le quemaba los dedos, no te digo ya echárselo a la boca. 

Comentamos esto, pues la temperatura afecta de manera drástica a su sabor, y a partir de los 70º las proteínas de la leche empiezan a perderse, a quemarse, perdiendo el dulzor natural de la misma. 

Por tanto llevar la leche más allá de esta temperatura hará la leche más amarga y la presencia de azúcar será aún mas necesaria. 

Nuestra recomendación pasa por calentar la leche hasta que no puedas mantener los dedos en el cazo de leche, o si utilizas el microondas vayas calentándola poco a poco hasta llegar a la temperatura correcta (60-70º) .

Como veis la temperatura a la que calientas la leche tiene una relación directa con la cantidad de azúcar que va a necesitar tu café. Si te pasas con la temperatura vas a tener que añadir más azúcar. 

Esto no quita que nadie como tú sabe como te gusta el café, y en esa franja de sabor tú eres el experto, por tanto nuestra recomendación es que poco a poco vayas introduciendo cambios para comprobar si el café te gusta más o menos que antes con estos pequeños cambios.

El azúcar es evidentemente un edulcorante y que sin duda enmascara los posibles matices de un buen café, es por ello, que los baristas siempre van a preferir que pruebes el café sin azúcar, yo veo este camino que evita añadirle azúcar al café como un pequeño reto para ir conociendo más ésta bebida.

Si no os planteáis dejar de añadirle algo que endulce vuestro café os invito a ir probando los diferentes tipos de azúcar, moreno, blanca, podéis probar con miel, siropes de vainilla, avellana,... que harán del café un cóctel perfecto.

En resumen, calentar mucho la leche hará que la misma pierda su dulzor y con mucho endulzante será más difícil apreciar los matices de un buen café, pero esto siempre quedará al criterio de cada paladar.